jueves, 4 de marzo de 2010

El abuelo (2) La Mortaja

El destino quiso que su vida se deslizara apaciblemente, hacia el crepúsculo y provisoriamente designó a su esposa como albacea de los bienes conyugales y dispuso que al morir se le amortaje con el hábito franciscano y sobre su cuerpo se colocase el manto de su familia.
Era costumbre de entonces amortajar al difunto con el hábito Franciscano,-con el hábito puesto se ganaba un rinconcito en el cielo, caso contrario se iba derechito al purgatorio.
Pero sucedió algo extraño en esta historia; después que el cadáver del abuelo, fue velado un día y una noche se dispuso su entierro; pero cuando los cargadores estaban por meterlo al foso, quiso la casualidad que la tapa del ataúd se abriera y lo que encontraron dentro, horrorizo a los contritos acompañantes…
Años después murió la abuela. Los familiares al buscar entre sus pertenencias encontraron el bendito habito, y la amortajaron en él - enviándola derechito al cielo-.

1 comentario: