jueves, 4 de marzo de 2010

El abuelo (2) La Mortaja

El destino quiso que su vida se deslizara apaciblemente, hacia el crepúsculo y provisoriamente designó a su esposa como albacea de los bienes conyugales y dispuso que al morir se le amortaje con el hábito franciscano y sobre su cuerpo se colocase el manto de su familia.
Era costumbre de entonces amortajar al difunto con el hábito Franciscano,-con el hábito puesto se ganaba un rinconcito en el cielo, caso contrario se iba derechito al purgatorio.
Pero sucedió algo extraño en esta historia; después que el cadáver del abuelo, fue velado un día y una noche se dispuso su entierro; pero cuando los cargadores estaban por meterlo al foso, quiso la casualidad que la tapa del ataúd se abriera y lo que encontraron dentro, horrorizo a los contritos acompañantes…
Años después murió la abuela. Los familiares al buscar entre sus pertenencias encontraron el bendito habito, y la amortajaron en él - enviándola derechito al cielo-.

martes, 2 de marzo de 2010

El abuelo (1)

Un día de invierno el abuelo predijo que moriría en otoño, y acertó porque murió al año siguiente.

El día de su muerte al pasar por el cuarto del abuelo encontré la puerta abierta, temerosamente me acerque y entre…Un gran espejo con bordes dorados, me dio la bienvenida, una silla y pocos objetos rodeaban el ambiente y sobre una gran alfombra la abuela amortajaba su cuerpo.
Después que su cuerpo fue colocado sobre el ataúd, que tenía guardado para esta ocasión tan especial, fue llevado al bosque seco.
Era costumbre de entonces velar el cadáver un dia y una noche.
Esa noche mientras el cadáver se velaba, bajo las ramas del guarango y cerca del ojo de agua -así lo había pedido él-; se escucho un murmullo y luego… el silencio…

Una mujer vestida de negro hizo su aparición, y un niño como de mi edad le acompañaba, -todos sabían quién era ella y nadie se atrevió a desalojarla del lugar-.
Lentamente se acerco al cadáver, lo miro tiernamente, le puso una rosa roja en el pecho, y le dijo al niño: este era tu padre…
Luego se alejo tal como había llegado; en silencio...

lunes, 1 de marzo de 2010

Leyenda Urbana:El Santolino

El amanecer le pareció hermoso después de haber tenido una noche tormentosa, que mejor que tomarse unos tragos de licor para templar el cuerpo y espantar los fantasmas que lo perseguían desde su niñez. El negro Facundo salió de su escondite y se dirigió al pueblo, derechito a la cantina del “peludo”, apenas se apareció los parroquianos huyeron como si hubiera llegado la peste. Se fue a un rincón y como siempre lo hacía, pidió una botella de pisco y dos vasos. El primer vaso que se llevó a la boca casi se le cae de las manos porque mucho le temblaba y lo tomó a sorbos, después del segundo trago cedió la resaca y la tembladera se le pasó. Cuando acabó de tomar la bebida junto al amigo que nadie veía, salió del bar y con un gesto burlón respiro profundamente – se creía el dueño del mundo- camino unos pasos, cuando de repente sintió, un puñal que le atravesaba la espalda, se desinfló y cayó de bruces al suelo, quiso defenderse pero varios sujetos ya lo estaban rematando.

Se vio de niño, negrito como el carbón, acurrucado a su madre cerca de un fogón, en una chocita de caña, cubierta de ramas, no conocía a su padre, porque abandonó a su madre al quedar embarazada. Una tarde de invierno cuando tenía siete años, apareció en la puerta de la vivienda un hombre que parecía un fantasma; su madre al verlo se paralizó, e hizo un ademan de huir pero él le rogó que no lo hiciera; lo invito a pasar y conversaron e hicieron otras cosas y se quedó esa noche y otra noche y después todas la noches.
Después supo por boca de su madre que aquel hombre era su padre, que había llegado huyendo de su patrón que le encontró robándole. Al principio aquel ser no demostró su verdadero rostro, pero el tiempo se encargó de quitarle la careta; era violento y abusivo, un tarde cuando regresaba de recoger leña del campo, encontró a su madre con el cuerpo amoratado, instintivamente cogió un cuchillo de la cocina y se le abalanzó a aquel abusivo, pero su padre era más fuerte y de una sola bofetada lo tiró por los suelos y empezó a golpearlo, después de este suceso huyó al monte donde encontró a otros marginados como él, vivían como salvajes robaban animales y frutas, esto robos que empezaron por necesidad, se convertirían luego en actos despreciables, -estos pequeñuelos llegaban a las casa de los yanaconas y a punta de cuchillos les quitaban todas cosas- el botín producto de sus fechorías lo utilizaban en la compra de drogas y alcohol.
Una tarde cuando Facundo caminaba por un atajo rumbo a su escondite, encontró a un animal que se parecía a un chancho estaba amarrado por las patas, y al parecer llevaba varios días así, porque estaba agonizando, cogió su cuchillo que llevaba en el cinto y corto las ataduras; y ante sus ojos el animal empezó a transformarse en hombre, lo reconoció al instante era Benítez más conocido como “yerba mala” porque decían que tenia mas de cien años y no moría. El hechicero al verse descubierto se cortó el brazo y arrancó el SANTOLINO que llevaba debajo de la piel; cogió la cabeza de facundo y le hizo un pequeño corte en la frente donde introdujo la imagen y escupiendo al cielo pronuncio estas palabras:
“hoy es mi momento de morir y a ti te dejo la fuerza y la vida para siempre”
Cuando facundo reaccionó, el viejo estaba muerto.

También llegó a su mente lo ocurrido la noche anterior…
Continuara…

martes, 23 de febrero de 2010

El Tamal

Cierto día, Ma´tila, pensaba en la manera de hacer trabajar al menor de sus hijos y el mas holgazán.
André anda a la huerta y trae hojas de plátano
Renegando fue y trajo el encargo.
André anda a la huerta y trae totora.
Esta vez el negrito no quiso ir...
Ma´tila se puso como una fiera, cogió de las bembas aquel gandul y lo sentó junto al fogón, a vigilar el maíz que hervía en una olla enorme.
Una hora después…
Sacaron la olla del fogón, botaron el agua y el maíz sancochado dejaron enfriar, luego en un batan lo molieron.
Cuando el maíz estaba molino lo colocaron en una vasija, Ma´tila, roció un guiso sobre la masa y comenzó a amasarlo.
Cogió un puñado de masa y lo colocó sobre las hojas de plátano, lo envolvió y amarro con la totora, dándole la forma de un paquete.
André ayuda a tu amá…
-el negrito todo nervioso comenzó a envolver el paquete, pero la masa se le escurría por los costados…
-ta mal negó ta mal y –plac- golpe con el negro…

Ese día, André no aprendió a envolver el paquete.

-cuando el negrito salió a vender la mercadería y le preguntaban cómo se llamaba aquel envoltorio que contenía maíz molido, relleno de huevo, aceituna y carne de cerdo. El negrito acordándose del manazo en la cabeza, en tono irónico le respondía ta´mal…
Poco tiempo después al negrito se le escuchaba pregonar todas las mañanas: ta´mal… ta´mal…

sábado, 13 de febrero de 2010

El brujo que se convertia en gallo

Facundo Nazario, mas conocido como facunay, era un temido brujo de Huaral. Durante su existencia, la fama de brujo cumplidor, se expandió por toda la región y visitantes de lejanas ciudades, llegaban a él.

Un atardecer del mes de junio, un lujoso automóvil negro se detuvo frente al jacal del brujo y un rechoncho hombre blanco bajó de él. El brujo ya sabía que el personaje en mención venia recomendado por el dueño de la hacienda y lo esperaba en la sombra -bajo las ramas de una higuera-. Cayó la noche y la conversación llegó a su final. El sureño, en señal de conformidad apretándole las manos se despidió.

El domingo de la misma semana, Don Amílcar volvió; buscó al brujo por todos los rincones y no lo encontró, solo halló un mensaje escrito en una hoja de papel:

“el gallo esta en el corral”

Era el último día de fiesta del pueblo, y aquella tarde se definía el Campeonato Nacional de Gallos de Pelea a Navaja. Después de la verificación de navajas y al sonar de campanillas los gallos fueron puestos en la arena.
La expectativa que cundía entre los espectadores por ver esta pelea de repente se corto… ambos gallos eran medios raros, uno era robusto y de pelaje de colores vivos, que más parecía un matón de gallinero, mientras el otro… era un gallo viejo, de pocas plumas y de color indefinido -estaba entre el negro y el plomo- y un moñonsito de plumas era su cola…
Cuando cantó el gallo más joven… una vocecita desde la tribuna grito… ¡ese es mi máximo! Pero cuando escuchó el canto del rival, los espectadores lo vieron palidecer…
El moro apenas vio a su rival, se lanzó contra él, e impuso su fuerza y juventud;
El careador al ver que el cenizo -nombre que le pusieron los apostadores- perdía mucha sangre se lanzó al ruedo y lo llevo a su esquina.

Los espectadores pifiaban a rabiar –no era la manera de acabar una final- y a gritos pidieron a los jueces que los gallos tenían que pelear hasta que uno de ellos enterrara el pico…

El careador, que de reojo miraba a don Amílcar, recibió la señal que el gallo debía seguir peleando.

Nuevamente los gallos se encontraron en la arena, el moro quiso nuevamente sorprender a su adversario pero se contuvo, -esta vez su rival estaba en guardia y con odio lo miraba-.
la pelea estaba dispareja, el cenizo se desangraba y el moro ya cantaba victoria y para colmo de su vanidad, empezó a caminar en círculos y mirando a su adversario con desdén.

Así pasaron interminables minutos, que a los sufridos espectadores le parecieron horas.
Los jueces ya querían dar como ganador al gallo local, pero los apostadores venidos de otras ciudades se opusieron. Ordenaron entonces a los careadores que llevasen a los gallos, a sus respectivas esquinas.
En este receso don Amílcar se acerco simuladamente al careador y le susurro unas palabras al oído.
Después de dirimir, los jueces ordenaron que nuevamente los gallos entrasen en la arena; el careador dejó echadito al cenizo. -Tal fue la manera que lo acomodo que parecía que el gallo no tuviera herida alguna.

Al levantarse la madera que separaba a ambos rivales, el cenizo voló de tal manera que de un solo navajazo abrió a Máximo en dos.
El espectáculo fue de película e hizo que el coliseo reventara de emoción. Los foráneos que fueron los únicos que apostaron a favor de Don Amílcar corrieron a felicitarlo, -al fin conseguía el trofeo que tanto había anhelado-.

Mientras unos se alegraban, en las gradas, un viejo de ojos secos lloraba…
Dos días después que ocurrieron estos hechos, Don Amílcar se apareció por la casa de Facunay, y le encontró con el brazo izquierdo vendado, entonces corroboró lo que por ahí se rumoreaba, dejo lo pactado en la mesa y sin decir palabra alguna se marchó…

viernes, 5 de febrero de 2010

El tesoro del "Cerro el Inka"

Hace mucho tiempo, en el mes de abril los pobladores huaralinos se dirigían a los cementerios de los gentiles y se dedicaban a excavar sus tumbas. El huaqueo empezaba después de beberse una botella de anisado y de chacchar hojas de coca.
Estos eran tres inseparables amigos, que habían encontrado en esta actividad una fuente de ingresos. En una noche muy oscura en que se encontraban en las faldas del cerro el Inka, divisaron a lo lejos una luz que brillaba como la candela, al acercarse hallaron un cántaro semi-enterrado, lleno de objetos de oro.


Cogieron sus palas y empezaron a retirar la arena de los costados; pero sucedía que cuando trataban de levantarlo, el cántaro se hacía muy pesado y se iba al fondo.
Hacía mucho que la lamparita de kerosene se había apagado y los tres amigos cansados por la faena decidieron retirarse, pero aunque parezca un cuento, el hoyo que habían cavado estos hombres era muy profundo. Desesperados intentaron llegar a la superficie, pero por más que lo intentaban no lo lograban, en eso sopló un viento muy fuerte y los cubrió de arena.
Hoy en día este lugar está poblado y los moradores en noches muy oscuras, escuchan los llantos y lamentos de estos huaqueros que por su codicia acabaron sepultados.

miércoles, 6 de enero de 2010

La Mariposa Blanca (André Colán Velásquez)

El otro día, que estaba jugando en el jardín, se apareció una mariposa blanca. Cuando entre a mi casa vi que me seguía, llamé a mi mamá y le pregunté qué significado tenía una mariposa blanca, me dijo que era buena suerte y que todo me iría bien…

Desde ese día todo me va bien y en el colegio obtuve el tercer puesto…

Gracias mariposita blanca, de la buena suerte…

El Sueño de una Loca Linda

En la época del virreinato, el vecino pueblo de Chancay, tenía el nombre de "Villa de Arnedo” nombre que le puso el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco (Conde de Nieva), porque le recordaba una villa que tenía en España. Esta hermosa Villa, estaba ubicada entre el mar y una campiña grande de tierra labrantía; y desembocaba en una amplia bahía, que servía de resguardo o abrigo a las embarcaciones. Estas condiciones hicieron que la nobleza española, la utilizara como residencia de verano. Uno de los últimos ocupantes fue el virrey Amat y Junyet.

Muchos años después… el destino quiso que una de las descendientes de este virrey, llegase a vivir a la villa, ahora convertida en ciudad.

Consuelo llegó en compañía de su esposo y formaron una familia; pero la felicidad fue fugaz para esta joven mujer, porque un accidente automovilístico acabó con la vida de su querido Rómulo, dejándola con 6 hijos y en el más completo desamparo. El dolor que le causó la pronta partida del ser amado, sumió a la viuda en una profunda tristeza, dedicándose todo el tiempo a escribir poemas de amor, hasta que las necesidades económicas por las que atravesaba la familia la hicieron volver a la realidad.

Con el poco dinero que aún le quedaba, doña Consuelo compra un terreno lejos de la ciudad y cerca al mar; allí construye un pequeño hotel, al cual llamó: “Villa Madre Perla”. A unos pasos de dicho hotel se encontraba un acantilado y sobre él, edifica una pequeña “Casita Mirador”, para que sus huéspedes, con más comodidad vean el mar y de paso puedan ubicar el lugar donde fue hundido el buque chileno “La Covadonga”.

Al poco tiempo... el duro trabajo dio sus frutos y con las ganancias que producía el negocio del hotel, decide construir un castillo al estilo medieval al borde del acantilado, junto a la casita mirador. Después de cada día de arduo trabajo, -al caer el sol- sobre la mesita de noche, diseña los planos del castillo que había visto en sus sueños. Es así como a los pocos días empieza la construcción de su anhelado castillo y personalmente se pone a dirigir la obra.

La "loca linda” como fue bautizada doña Consuelo -por los chancayanos- hizo realidad su sueño, despues de 10 años de arduo sacrificio.

En noches de luna llena, los pescadores de mar adentro, creen ver las siluetas de una pareja de enamorados, que cogidos de la mano caminan por la orilla del mar en dirección al castillo, suben luego por las escaleras a la torre más alta, donde muy juntos contemplan el horizonte marino. La tradición cuenta que la bella Consuelo construyó el castillo con la intención de perennizar en el tiempo todo el amor que le tuvo y/o le tiene a su querido Rómulo.

domingo, 3 de enero de 2010

La Boca del Diablo

Hace mucho tiempo el pueblo de Huaral se hallaba rodeado de haciendas y había rumores que muchos de los hacendados tenían vínculos con el demonio.
La Hacienda Palpa, atravesaba por una grave crisis económica, los sombríos de caña de azúcar, algodón y maíz no producían lo suficiente, el ferrocarril que se había construido especialmente, para que la locomotora a vapor pueda trasladar los productos al vecino Puerto de Chancay, paralizaría su labor, pues trabajaba a pérdida.

En los dominios de la hacienda, bajo las faldas del cerro Puma-Huaca, había un vasto terreno eriazo, don Ceferino propietario de la hacienda, pensó en convertir el arenal en terreno fértil, y para lograrlo tenía que encontrar la forma, de pasar el agua que se hallaba del otro lado del cerro, de esta manera, con nuevos sembríos aumentaría la producción.

Sentado en su vieja silla de roble, con la mirada perdida en el horizonte meditaba en silencio, después de permanecer así por varias horas, llegó a la conclusión que por el bienestar de la familia tendría que hacer un sacrificio.
Ese mismo día tomó una decisión…
Reunió a la servidumbre y les ordenó arreglar La Casa Hacienda, y a los peones les mando despejar los caminos, pues a media noche tendría un invitado nocturno, aquel… que nos da lo que pidamos, a cambio de entregarle lo más preciado que tenemos... nuestra alma.
Llegada la noche, los curiosos trabajadores se apostaran por varios rincones de la casa con la intención de conocer la apariencia del visitante pues intuían de quien se trataba -se lo imaginaban, llegando montado en un brioso corcel negro- pero fue una noche de espera en vano, porque el misterioso personaje nunca se apareció.
Al día siguiente, don Ceferino se levantó con los cantos de los gallos, llamó a su hombre de confianza, el capataz y fiel "Facundo" y en la intimidad de su alcoba le confeso qué en la noche anterior sostuvo una conversación con el demonio, donde realizaron un pacto.
-El capataz, que no podía creer lo que escuchaba, asombrado preguntó:
¿Cómo pudo suceder mi señor si toda la noche, los peones y yo, le hemos vigilado, por si algo malo le ocurría y solo lo hemos visto parado debajo del árbol de higo?
-El lo sabía, por eso fue más astuto que ustedes y llegó a mí tomando la apariencia de un ave nocturna, se presento como un Búho, y me dijo:
“Antes de las 12 de la noche de hoy, sembraré la parte baja del cerro Puma-Huaca, luego partiré el cerro en dos y desviare parte del agua del río que cruzara y regara las tierras, con la condición que me entregues a la más hermosa de tus hijas”
Esa misma tarde, el capataz cruzando montes y quebradas, se dirigió al vecino pueblo de aucallama en busca del brujo Yancunta. Le contó que el patrón había hecho un pacto con el diablo y le pidió concejo para deshacer el trato, pues él vivía enamorado de la bella Lucia.
El gran Yancunta después de hacerle prometer que jamas divulgaría el secreto, le dijo:
“la única manera de vencer al maléfico es causándole un gran susto”
Por la noche, el patrón llevaba a la bella Lucia al encuentro con su destino.

Cogida de la mano de su padre y verdugo, a duras penas subía el empinado cerro y conforme lo hacía, veía hacia abajo- eran cientos de hombres y mujeres, atados a gruesas cadenas unos a otros, que eran azotados constantemente por un ser, que látigo en mano les obligaba a sembrar la parte del arenal-

(Eran almas pecadoras que el diablo tenía como esclavos)
Antes que dieran las doce de la noche, la obra ya estaba por terminarse. El demonio impaciente, se encargaba personalmente de cortar el cerro, la hora indicada se acercaba, el pacto tenía que cumplirse y al final obtendría su recompensa.
El capataz que sabia el desenlace final, había subido al cerro a escondidas y esperó a que el diablo se encontrara distraído y en el momento preciso desde lo alto arrojó un gallo, el pobre animalito viéndose en peligro puso el grito en el cielo, el demonio, horrorizado de estos chirridos tan espantosos, busco donde refugiarse y se metió por debajo del cerro y mientras lo hacía gritaba y maldecía por haber sido vilmente engañado.
Como toda creación lleva la huella de su mentor, la parte del canal por donde desapareció el diablo, asemeja una boca abierta con la lengua afuera.
Hoy en día, el arenal convertido en campo de cultivo, lleva el nombre de Pampa Hermosa y la parte del cerro partido por donde corre un riachuelo es conocido como “LA BOCA DEL DIABLO”.

El Guapo del Barrio

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar… Con el tumba´o que tienen los guapos al caminar… Así empieza la letra de una canción muy conocida, todo barrio tiene su guapo y mi barrio no es la excepción.

*he aquí la historia del guapo de mi barrio…

“mi ama Dora dice que el día que nací, el doctor me dio unas palmaditas en la nalgas y no lloré porque era bien machito; no como me vecinito Zenón que de chico era bien llorón y ahora de grande es un mariposón”.

“en el colegio fui el terror de los profesores y tuve que dejar los estudios, -no por falta de interés, no que va- , si no, porque no me tenían paciencia”.

“Después de no concluir mi primaria – en ese entonces tenía 15 primaverales años- mi mamita Sabina me consiguió un auto para que trabaje como taxista. El paradero inicial era en la plaza de Armas, y mi trabajo consistía en llevar a los “parroquianos” a la casa mala en busca de las chicas buenas”.

“con el paso del tiempo adquirí mucha experiencia y como era joven y bonito –aunque algunos envidiosos me decían care´chancho, tomé bajo mi protección a varias chicas buenas; me convertí en el cafetal ósea en el papi rico de la casa mala y sentí por primera vez que el mundo era mío”

“era la época dorada, el dinero me venía fácil y lo gastaba a manos llenas, me vestía con ternos multicolores y calzaba zapaticos blancos”.

“pero como decía mi tío “machete”, todo tiene su final y nada dura para siempre…

“Después que cerraron la casa mala, volví a mi realidad…las chicas buenas se volvieron malas; una a una fueron volando y junto a ellas se fueron mis sueños y mi juventud. Para seguir viviendo tuve que vender mis preciados ternos a los que tanto quería y por ultimo; me refugie en el alcohol”.

“esta etapa cruel de mi existencia, cuando pensé que de soledad y cirrosis moriría; apareció nuevamente aquella mujer que un día me amo y que abandoné por un poco de vanidad…”

“los chismosos del barrio dicen que no trabajo, que mi mamacita Charo (así le digo de cariño) me mantiene… esa es una vil calumnia, una infamia, yo si trabajo… la cosa es que cuando lo hago nadie me ve… sapasos

sábado, 2 de enero de 2010

“Descansamuerto”


La ciudad de Huaral, ha contemplado desde siempre, el paso de muchas generaciones. Aquellas han dejado, en el recuerdo tantos relatos que transformados en consejas y leyendas enriquecen el folklore de nuestro pueblo.


Ahora me ocupare de una leyenda, que transmitida de generación en generación, cobra nuevamente vida. Varios escritores se han ocupado de ella, y que con pequeñas variantes la narran magistralmente como lo hizo una noche mi abuela:

Ya no era el Julián que todos conocían “el de corazón noble”; hacia días que algo le preocupaba, sumiéndole en profundas meditaciones, de las que salía siempre, en un estallido de cólera, atemorizando a los peones y a su familia. Las cosechas malas se habían sucedido una tras otras, “la hacienda Huayan” herencia de sus antepasados seria rematada.

Una tarde cuando contemplaba los potreros desnudos, las espigas flácidas y los alfalfares raquíticos; sentóse en una piedra engastada en medio del potrero, y ya llevaba el cañón del revolver a la sien, cuando un ruido le hizo volver el rostro.

Era un caballo negro como la noche, quien envuelto en un torbellino de viento y polvo, traía sobre sus lomos a un desconocido visitante.

Vestía un traje negro, y un sombrero que le cubría parte del rostro.

Caballero…! (dijo el recién llegado). Me he perdido por estos lugares; voy a la sierra, quisiera Ud. Indicarme el camino.

Don Julián no sintió miedo ni sorpresa –a un paso de la muerte nada le importaba-

Sin embargo algo no le pareció normal, era la vestimenta impecable del recién llegado que ha decir verdad no era la más apropiada para tal viaje.

Me parece que Ud. No dice la verdad, ¿si no es un viajero para la sierra que busca por aquí?

El caballero le dijo entonces sin ambages:

“Conozco sus penas y me apresuro a poner a sus ordenes mi poder y mis condiciones”

La noche estaba cerca y los ojos del caballo parecían brasas ardientes.,

Don Julián comprendió entonces de quien se trataba, -era el demonio quien le ofrecía su ayuda…

La noche cubrió esta escena con un manto negro y cuando don Julián, volvió a la Casagrande, todo había cambiado.

Desde aquel día hubo prosperidad; las cosechas fueron abundantes y el dinero que fluía en grandes cantidades, le daban al hacendado una situación de completo bienestar.

Pero el tiempo trascurrió... y como no hay plazo que no se venza, ni deuda que no se pague… don Julián vio venir –con terror- la fecha de la terminación del contrato.

Una enfermedad incurable y rápida le postro en cama. El futuro que le esperaba no era muy alentador, pues tenía la certeza que sufriría eternamente en el Infierno.

Sintiendo la necesidad de romper el compromiso contraído con el diablo, pretendió burlar el pacto, pidió que le trajeran un cura y cuando todo estaba listo para llevarse a cabo el sacramento de la confesión, arrodillado frente al confesor murió…

Era costumbre por entonces, sepultar los cadáveres en Huaral, y se organizó una caravana para trasladarlo en hombros, cargado en una parihuela. Partieron muy temprano de la hacienda, y cuando se encontraban por huando los cargadores se detuvieron a descansar de los inclementes rayos del sol, en la arena de la pampa. Fue entonces que sucedió algo terrible: un fuerte y repentino ventarrón batió la arena de la pampa, convirtiéndose en un remolino que avanzó en dirección al cadáver, envolviéndolo en un torbellino que fue a perderse a lo lejos…

Los cargadores sorprendidos quisieron proseguir la marcha y fueron a levantar la parihuela, pero pesaba demasiado, al quitar el manto que cubría el ataúd, vieron con estupor que el cadáver se había convertido en piedra…

Desde entonces permanece en aquel lugar, el cuerpo petrificado del hombre que pacto con el diablo…

El callejón de las ánimas


Hace mucho, mucho tiempo… en la parte posterior de la iglesia había un cementerio, para evitar los entierros clandestinos el cura lo cercó; tras del murallón quedo un callejón o pasadizo.

En este pasadizo de casuchas humildes, vivía una vieja, mezcla de bruja y arpía, a quien le gustaba espiar desde su ventana la vida y milagros de los moradores del pueblo.

Una noche, cuando atisbaba desde su puesto, escucho canticos religiosos a lo lejos, al girar la mirada vio con sorpresa que del fondo del callejón se acercaba una procesión. Creyendo que era una procesión común, se puso de rodillas y en voz baja empezó a rezar mientras recordaba de qué fiesta se trataba.

Cuando el cortejo pasó por su ventana un acompañante se le acerco y le entregó una vela y con voz cavernosa le dijo:

“mañana a esta misma hora me la entregas”

Recibió el encargo y lo guardo en un baúl. Después de meditar por algunos minutos llegó a la conclusión de que no había fiesta alguna ese día… en esos momentos escuchó golpecitos que venían de baúl, abrió la tapa y vio con horror que lo que había recibido era una canilla humana.

Loca de miedo, busco desesperada al cura del pueblo, a cuyos pies cayó de rodillas, suplícole le oyese en confesión, le conto todos los pecados que había cometido, sin ocultar las honras que había destrozado y el daño que su lengua viperina había causado y por ultimo le dijo lo de la procesión. El padrecito al oír tan terrible confesión y después de increparle severamente le dio el remedio para salvar su alma del infierno.

La arrepentida mujer siguió el concejo al pie de la letra, porque sabía que de no hacerlo sería el fin de su vida y su condenación eterna.Temblando de miedo y a la hora convenida, espero el paso de la procesión que lentamente se acercaba. Al pasar por su ventana la misma voz de la noche anterior le dijo:

“Hermanita, entrégame la velita que te dejé anoche”

En ese instante la vieja pellizco al niño que llevaba en brazos, el cual lloro con tanta desesperación que el ánima con voz salida de ultratumba le gritaba:

“por esta criatura te has salvado”

Bruscamente se apagaron los cirios, la procesión desapareció y reino un silencio sepulcral.la vieja más muerta que viva se arrastro hasta su aposento donde amaneció de rodillas implorando al redentor…

Desde ese día la viejita dejo la fea costumbre de enterarse de la vida ajena y cuando murió los vecinos dijeron que había vivido como una santa-Al poco tiempo la noticia se divulgo por todo el pueblo y el lugar fue bautizado como “el callejón de las ánimas”.