sábado, 2 de enero de 2010

“Descansamuerto”


La ciudad de Huaral, ha contemplado desde siempre, el paso de muchas generaciones. Aquellas han dejado, en el recuerdo tantos relatos que transformados en consejas y leyendas enriquecen el folklore de nuestro pueblo.


Ahora me ocupare de una leyenda, que transmitida de generación en generación, cobra nuevamente vida. Varios escritores se han ocupado de ella, y que con pequeñas variantes la narran magistralmente como lo hizo una noche mi abuela:

Ya no era el Julián que todos conocían “el de corazón noble”; hacia días que algo le preocupaba, sumiéndole en profundas meditaciones, de las que salía siempre, en un estallido de cólera, atemorizando a los peones y a su familia. Las cosechas malas se habían sucedido una tras otras, “la hacienda Huayan” herencia de sus antepasados seria rematada.

Una tarde cuando contemplaba los potreros desnudos, las espigas flácidas y los alfalfares raquíticos; sentóse en una piedra engastada en medio del potrero, y ya llevaba el cañón del revolver a la sien, cuando un ruido le hizo volver el rostro.

Era un caballo negro como la noche, quien envuelto en un torbellino de viento y polvo, traía sobre sus lomos a un desconocido visitante.

Vestía un traje negro, y un sombrero que le cubría parte del rostro.

Caballero…! (dijo el recién llegado). Me he perdido por estos lugares; voy a la sierra, quisiera Ud. Indicarme el camino.

Don Julián no sintió miedo ni sorpresa –a un paso de la muerte nada le importaba-

Sin embargo algo no le pareció normal, era la vestimenta impecable del recién llegado que ha decir verdad no era la más apropiada para tal viaje.

Me parece que Ud. No dice la verdad, ¿si no es un viajero para la sierra que busca por aquí?

El caballero le dijo entonces sin ambages:

“Conozco sus penas y me apresuro a poner a sus ordenes mi poder y mis condiciones”

La noche estaba cerca y los ojos del caballo parecían brasas ardientes.,

Don Julián comprendió entonces de quien se trataba, -era el demonio quien le ofrecía su ayuda…

La noche cubrió esta escena con un manto negro y cuando don Julián, volvió a la Casagrande, todo había cambiado.

Desde aquel día hubo prosperidad; las cosechas fueron abundantes y el dinero que fluía en grandes cantidades, le daban al hacendado una situación de completo bienestar.

Pero el tiempo trascurrió... y como no hay plazo que no se venza, ni deuda que no se pague… don Julián vio venir –con terror- la fecha de la terminación del contrato.

Una enfermedad incurable y rápida le postro en cama. El futuro que le esperaba no era muy alentador, pues tenía la certeza que sufriría eternamente en el Infierno.

Sintiendo la necesidad de romper el compromiso contraído con el diablo, pretendió burlar el pacto, pidió que le trajeran un cura y cuando todo estaba listo para llevarse a cabo el sacramento de la confesión, arrodillado frente al confesor murió…

Era costumbre por entonces, sepultar los cadáveres en Huaral, y se organizó una caravana para trasladarlo en hombros, cargado en una parihuela. Partieron muy temprano de la hacienda, y cuando se encontraban por huando los cargadores se detuvieron a descansar de los inclementes rayos del sol, en la arena de la pampa. Fue entonces que sucedió algo terrible: un fuerte y repentino ventarrón batió la arena de la pampa, convirtiéndose en un remolino que avanzó en dirección al cadáver, envolviéndolo en un torbellino que fue a perderse a lo lejos…

Los cargadores sorprendidos quisieron proseguir la marcha y fueron a levantar la parihuela, pero pesaba demasiado, al quitar el manto que cubría el ataúd, vieron con estupor que el cadáver se había convertido en piedra…

Desde entonces permanece en aquel lugar, el cuerpo petrificado del hombre que pacto con el diablo…

6 comentarios:

  1. Una leyenda contada y leída en nuestra infancia, cursando la primaria. Gran legado el nuestro.

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  2. Me acuerdo de esta historia que la leí, en primaria en el libro "Escuela Nueva", me llenaba de miedo en ese entonces.

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    1. No se como me acorde de esa leyenda y llegue a parar aquí... Y si era del libro escuela nueva 0

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  3. Todavía los recuerdo cuando nos contaba el ptofesor

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