domingo, 3 de enero de 2010

La Boca del Diablo

Hace mucho tiempo el pueblo de Huaral se hallaba rodeado de haciendas y había rumores que muchos de los hacendados tenían vínculos con el demonio.
La Hacienda Palpa, atravesaba por una grave crisis económica, los sombríos de caña de azúcar, algodón y maíz no producían lo suficiente, el ferrocarril que se había construido especialmente, para que la locomotora a vapor pueda trasladar los productos al vecino Puerto de Chancay, paralizaría su labor, pues trabajaba a pérdida.

En los dominios de la hacienda, bajo las faldas del cerro Puma-Huaca, había un vasto terreno eriazo, don Ceferino propietario de la hacienda, pensó en convertir el arenal en terreno fértil, y para lograrlo tenía que encontrar la forma, de pasar el agua que se hallaba del otro lado del cerro, de esta manera, con nuevos sembríos aumentaría la producción.

Sentado en su vieja silla de roble, con la mirada perdida en el horizonte meditaba en silencio, después de permanecer así por varias horas, llegó a la conclusión que por el bienestar de la familia tendría que hacer un sacrificio.
Ese mismo día tomó una decisión…
Reunió a la servidumbre y les ordenó arreglar La Casa Hacienda, y a los peones les mando despejar los caminos, pues a media noche tendría un invitado nocturno, aquel… que nos da lo que pidamos, a cambio de entregarle lo más preciado que tenemos... nuestra alma.
Llegada la noche, los curiosos trabajadores se apostaran por varios rincones de la casa con la intención de conocer la apariencia del visitante pues intuían de quien se trataba -se lo imaginaban, llegando montado en un brioso corcel negro- pero fue una noche de espera en vano, porque el misterioso personaje nunca se apareció.
Al día siguiente, don Ceferino se levantó con los cantos de los gallos, llamó a su hombre de confianza, el capataz y fiel "Facundo" y en la intimidad de su alcoba le confeso qué en la noche anterior sostuvo una conversación con el demonio, donde realizaron un pacto.
-El capataz, que no podía creer lo que escuchaba, asombrado preguntó:
¿Cómo pudo suceder mi señor si toda la noche, los peones y yo, le hemos vigilado, por si algo malo le ocurría y solo lo hemos visto parado debajo del árbol de higo?
-El lo sabía, por eso fue más astuto que ustedes y llegó a mí tomando la apariencia de un ave nocturna, se presento como un Búho, y me dijo:
“Antes de las 12 de la noche de hoy, sembraré la parte baja del cerro Puma-Huaca, luego partiré el cerro en dos y desviare parte del agua del río que cruzara y regara las tierras, con la condición que me entregues a la más hermosa de tus hijas”
Esa misma tarde, el capataz cruzando montes y quebradas, se dirigió al vecino pueblo de aucallama en busca del brujo Yancunta. Le contó que el patrón había hecho un pacto con el diablo y le pidió concejo para deshacer el trato, pues él vivía enamorado de la bella Lucia.
El gran Yancunta después de hacerle prometer que jamas divulgaría el secreto, le dijo:
“la única manera de vencer al maléfico es causándole un gran susto”
Por la noche, el patrón llevaba a la bella Lucia al encuentro con su destino.

Cogida de la mano de su padre y verdugo, a duras penas subía el empinado cerro y conforme lo hacía, veía hacia abajo- eran cientos de hombres y mujeres, atados a gruesas cadenas unos a otros, que eran azotados constantemente por un ser, que látigo en mano les obligaba a sembrar la parte del arenal-

(Eran almas pecadoras que el diablo tenía como esclavos)
Antes que dieran las doce de la noche, la obra ya estaba por terminarse. El demonio impaciente, se encargaba personalmente de cortar el cerro, la hora indicada se acercaba, el pacto tenía que cumplirse y al final obtendría su recompensa.
El capataz que sabia el desenlace final, había subido al cerro a escondidas y esperó a que el diablo se encontrara distraído y en el momento preciso desde lo alto arrojó un gallo, el pobre animalito viéndose en peligro puso el grito en el cielo, el demonio, horrorizado de estos chirridos tan espantosos, busco donde refugiarse y se metió por debajo del cerro y mientras lo hacía gritaba y maldecía por haber sido vilmente engañado.
Como toda creación lleva la huella de su mentor, la parte del canal por donde desapareció el diablo, asemeja una boca abierta con la lengua afuera.
Hoy en día, el arenal convertido en campo de cultivo, lleva el nombre de Pampa Hermosa y la parte del cerro partido por donde corre un riachuelo es conocido como “LA BOCA DEL DIABLO”.

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