sábado, 26 de diciembre de 2009
El Tesoro de los jesuitas
Después de ocurrida, la expulsión de los Padres Jesuitas, (1767) empezaron a correr rumores -por todo el valle Huaralino-, sobre supuestos tesoros pertenecientes a los frailes.
A fines del siglo XIX, un viajero venia a Huaral.
Con ese propósito, "bajaba por las arenas de Pasamayo cuando cayó enfermo, como se sentía morir, sacó de su equipaje una cajita y se la entregó al mozo que lo acompañaba. Le dijo que era jesuita y que viajaba de incógnito, enviado por la Orden para recoger el tesoro que los jesuitas habían escondido cuando fueron expulsados. -Estos los habrían enterrado en alguna parte de sus antiguas posesiones, con la intención que no se los llevaran los funcionarios reales-.
La caja contenía un papel con las indicaciones para llegar al lugar.
Murió el viajero y el mozo se encontró con que el precioso papel estaba escrito en latín. Se trasladó entonces a la diócesis de Huacho, donde el cura se lo tradujo. Pero no había ningún plano en el documento. Sólo expresaba que el "tapado" estaba enterrado "en una de las haciendas que habían pertenecido a los Jesuitas". Pronto se divulgó la novedad. Y la gente, sobre todo de los pueblos cercanos, se dieron "con toda el alma a la persecución de aquel misterioso tesoro".
Excavaron inútilmente en toda la zona. En la Huaca, en Palpa, en Caqui y en cuanto sitio les informaron que habían estado los frailes.
En esta búsqueda estaban, cuando descubrieron un túnel debajo de la capilla de la Huaca. Los más osados decidieron arriesgarse y penetraron en el túnel, de donde jamás salieron…
En Palpa, encontraron "un cuadrado profundo, construido con ladrillo quemado", de tiempos de los jesuitas. Pero estaba vacío. Un anciano comento: El "tapado" es, "para el que lo halle, no para el que lo busca".
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